República Dominicana celebra 153 años de la Restauración.
Hace
hoy 153 años, contando desde el 16 de agosto de 1863, que el general
Gregorio Luperón y un puñado de patriotas se alzaron contra la anexión a
España, que abandonó el país en 1865.Los años siguientes a la
Independencia de la República el 27 de febrero de 1844, para la joven
nación fueron de inestabilidad, alcanzando su punto más crítico con la
deposición del presidente Buenaventura Báez por parte del general Pedro
Santana.
Santana asume el poder en medio de una grave crisis
económica debido a que la administración de Báez había quebrado el país,
por lo que a 17 años de haberse proclamado la independencia, éste pide a
España que retome el control del país, enarbolando como argumento la
fortaleza militar de Haití y el temor de que nuevamente el vecino se
lanzara a una nueva ocupación.
Para España fue la puesta en
bandeja de una nueva oportunidad de controlar América Latina, sobre todo
porque Estados Unidos se encontraba envuelto en la guerra de secesión
del Norte contra el Sur y no podía ocuparse de imponer la famosa
doctrina “América para los americanos” enarbolada en 1823 por John
Quincy Adams y atribuida a James Monroe. Fue así como el 18 de marzo de
1861 Santana anunció la anexión, convirtiéndose en gobernador general de
la recién creada jurisdicción. - See more at:
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La Guerra de la Restauración fue una guerra llevada a cabo en Santo Domingo desde 1863 hasta 1865 entre los dominicanos y España, que el conservadurismo
dominicano había invitado de nuevo a tomar posesión del país 17 años
después de la Guerra de Independencia contra la República Haitiana y 42
años después de que los habitantes de la parte oriental se declararan
independientes de España. El conflicto terminó con la victoria
dominicana y la retirada de las fuerzas españolas del país.
En 1861, el general Pedro Santana había arrebatado la pres
con tan solo 17 años de independencia. Al principio, la
monarquía española estaba preocupada, pero con los Estados Unidos ocupados con su propia guerra civil e incapaces de imponer la Do
idencia a Buenaventura Báez,
quien había quebrado la Tesorería de la Nación con grandes ganancias
para sí mismo. Frente a una crisis económica, así como la posibilidad de
un nuevo ataque de Haití, Santana pidió a España
que retomara el control de su antigua posesión bajo la categoría de
provincia, ctrina Monroe, consideraba que había una oportunidad para reafirmar el control en América Latina. El 18 de marzo de 1861, se anunció la anexión, y Santana se convirtió en gobernador general de la recién creada jurisdicción.
Sin embargo, este acto no fue bien recibido por todos. El 2 de mayo, el general José Contreras lideró una fallida rebelión, y Francisco del Rosario Sánchez
encabezó una invasión desde Haití (cuyo gobierno aunque oficialmente
neutral, le preocupaba que España afianzase su poder en la zona), pero
fue capturado y ejecutado el 4 de julio de 1861. Eventualmente Santana
renunciaría a su cargo en enero de 1862 tras sostener diferencias con
las autoridades españolas en Cuba que limitaron su poder y que
destituyeron a sus amistades para colocar a peninsulares en los cargos
de poder; la reina Isabel II le confirió el marquesado de las Carreras como compensación por sus servicios al Reino.
Las autoridades españolas comenzaron a alienar a la población en
general mediante el establecimiento de una política conocida como
“bagajes”, que requería que los ciudadanos entregaran cualquier animal
de trabajo a los militares españoles sin ningún tipo de garantía de
indemnización. Esto fue especialmente problemático en la región del Cibao
en el norte, donde los agricultores dependían de sus animales para su
sustento. Un segundo factor fue cultural: el nuevo arzobispo de España
se horrorizó al descubrir que un gran número de parejas dominicanas no
estaban casadas bajo la Iglesia católica romana. Esta situación se
produjo debido al pequeño número de sacerdotes en el país, así como la
pobreza y la falta de caminos y transporte para llegar a una iglesia
para casarse. Con las mejores intenciones, el arzobispo Bienvenido
Monzón quería poner remedio a esta situación en un corto tiempo, pero
sus demandas solo irritaba a la población local que había llegado a
aceptar el estado actual de los nacimientos "ilegítimos" de forma normal. Económicamente, el nuevo gobierno también impuso aranceles más altos para los productos no españoles y los buques y trató de establecer un monopolio sobre el tabaco,
contrariando a las clases comerciantes también. A finales de 1862, los
funcionarios españoles estaban empezando a temer la posibilidad de una
rebelión en la región del Cibao (el sentimiento anti-español no era tan
fuerte en el sur). Por último, había rumores de que España volvería a
imponer la esclavitud y enviar a los dominicanos negros a Cuba y Puerto
Rico.
Mientras tanto, España había emitido una orden real en enero de 1862 declarando su intención de recuperar los territorios que Toussaint Louverture
había tomado por Haití en 1794. En un intento de sofocar los disturbios
en Dominicana, las tropas españolas habían desalojado a los haitianos
que vivían en estas áreas a lo largo de la frontera haitiano-dominicana.
El presidente haitiano, Fabre Geffrard renunció a su posición de neutralidad y empezó a ayudar a los rebeldes dominicanos.
Hace
hoy 153 años, contando desde el 16 de agosto de 1863, que el general
Gregorio Luperón y un puñado de patriotas se alzaron contra la anexión a
España, que abandonó el país en 1865.Los años siguientes a la
Independencia de la República el 27 de febrero de 1844, para la joven
nación fueron de inestabilidad, alcanzando su punto más crítico con la
deposición del presidente Buenaventura Báez por parte del general Pedro
Santana.
Santana asume el poder en medio de una grave crisis
económica debido a que la administración de Báez había quebrado el país,
por lo que a 17 años de haberse proclamado la independencia, éste pide a
España que retome el control del país, enarbolando como argumento la
fortaleza militar de Haití y el temor de que nuevamente el vecino se
lanzara a una nueva ocupación.
Para España fue la puesta en
bandeja de una nueva oportunidad de controlar América Latina, sobre todo
porque Estados Unidos se encontraba envuelto en la guerra de secesión
del Norte contra el Sur y no podía ocuparse de imponer la famosa
doctrina “América para los americanos” enarbolada en 1823 por John
Quincy Adams y atribuida a James Monroe. Fue así como el 18 de marzo de
1861 Santana anunció la anexión, convirtiéndose en gobernador general de
la recién creada jurisdicción.
Dominio español
Las
reacciones no se hicieron esperar. El 2 de mayo el general José
Contreras se alzó en armas y Francisco del Rosario Sánchez encabezó una
invasión desde Haití. Junto a unos 20 patriotas Sánchez fue herido y
capturado, llevado a El Cercado, en San Juan de la Maguana, y condenado a
muerte. Un pelotón de fusilamiento puso fin a su vida el 4 de julio de
1861. Santana renunció a su cargo en enero de 1862. - See more at:
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Hace
hoy 153 años, contando desde el 16 de agosto de 1863, que el general
Gregorio Luperón y un puñado de patriotas se alzaron contra la anexión a
España, que abandonó el país en 1865.Los años siguientes a la
Independencia de la República el 27 de febrero de 1844, para la joven
nación fueron de inestabilidad, alcanzando su punto más crítico con la
deposición del presidente Buenaventura Báez por parte del general Pedro
Santana.
Santana asume el poder en medio de una grave crisis
económica debido a que la administración de Báez había quebrado el país,
por lo que a 17 años de haberse proclamado la independencia, éste pide a
España que retome el control del país, enarbolando como argumento la
fortaleza militar de Haití y el temor de que nuevamente el vecino se
lanzara a una nueva ocupación.
Para España fue la puesta en
bandeja de una nueva oportunidad de controlar América Latina, sobre todo
porque Estados Unidos se encontraba envuelto en la guerra de secesión
del Norte contra el Sur y no podía ocuparse de imponer la famosa
doctrina “América para los americanos” enarbolada en 1823 por John
Quincy Adams y atribuida a James Monroe. Fue así como el 18 de marzo de
1861 Santana anunció la anexión, convirtiéndose en gobernador general de
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hoy 153 años, contando desde el 16 de agosto de 1863, que el general
Gregorio Luperón y un puñado de patriotas se alzaron contra la anexión a
España, que abandonó el país en 1865.Los años siguientes a la
Independencia de la República el 27 de febrero de 1844, para la joven
nación fueron de inestabilidad, alcanzando su punto más crítico con la
deposición del presidente Buenaventura Báez por parte del general Pedro
Santana.
Santana asume el poder en medio de una grave crisis
económica debido a que la administración de Báez había quebrado el país,
por lo que a 17 años de haberse proclamado la independencia, éste pide a
España que retome el control del país, enarbolando como argumento la
fortaleza militar de Haití y el temor de que nuevamente el vecino se
lanzara a una nueva ocupación.
Para España fue la puesta en
bandeja de una nueva oportunidad de controlar América Latina, sobre todo
porque Estados Unidos se encontraba envuelto en la guerra de secesión
del Norte contra el Sur y no podía ocuparse de imponer la famosa
doctrina “América para los americanos” enarbolada en 1823 por John
Quincy Adams y atribuida a James Monroe. Fue así como el 18 de marzo de
1861 Santana anunció la anexión, convirtiéndose en gobernador general de
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Hace
hoy 153 años, contando desde el 16 de agosto de 1863, que el general
Gregorio Luperón y un puñado de patriotas se alzaron contra la anexión a
España, que abandonó el país en 1865.Los años siguientes a la
Independencia de la República el 27 de febrero de 1844, para la joven
nación fueron de inestabilidad, alcanzando su punto más crítico con la
deposición del presidente Buenaventura Báez por parte del general Pedro
Santana.
Santana asume el poder en medio de una grave crisis
económica debido a que la administración de Báez había quebrado el país,
por lo que a 17 años de haberse proclamado la independencia, éste pide a
España que retome el control del país, enarbolando como argumento la
fortaleza militar de Haití y el temor de que nuevamente el vecino se
lanzara a una nueva ocupación.
Para España fue la puesta en
bandeja de una nueva oportunidad de controlar América Latina, sobre todo
porque Estados Unidos se encontraba envuelto en la guerra de secesión
del Norte contra el Sur y no podía ocuparse de imponer la famosa
doctrina “América para los americanos” enarbolada en 1823 por John
Quincy Adams y atribuida a James Monroe. Fue así como el 18 de marzo de
1861 Santana anunció la anexión, convirtiéndose en gobernador general de
la recién creada jurisdicción.
Dominio español
Las
reacciones no se hicieron esperar. El 2 de mayo el general José
Contreras se alzó en armas y Francisco del Rosario Sánchez encabezó una
invasión desde Haití. Junto a unos 20 patriotas Sánchez fue herido y
capturado, llevado a El Cercado, en San Juan de la Maguana, y condenado a
muerte. Un pelotón de fusilamiento puso fin a su vida el 4 de julio de
1861. Santana renunció a su cargo en enero de 1862.
Las medidas
económicas asumidas irritaban cada día más a la población. Los
ciudadanos estaban obligados a entregar sus animales de trabajo a los
militares españoles sin ningún tipo de garantía de indemnización, se
impusieron altos aranceles para los productos que no eran españoles y se
trató de crear un monopolio en la producción y comercialización del
tabaco.
La guerra
Ante el nuevo cuadro,
el entonces joven general Gregorio Luperón asumió el liderazgo rebelde
en la lucha por restablecer la soberanía dominicana.
El 16 de
agosto de 1863, un nuevo grupo bajo su liderazgo y el de Santiago
Rodríguez hizo una audaz incursión y levantaron la bandera dominicana en
el cerro de Capotillo. El Grito de Capotillo fue el comienzo de la
guerra.
Una ciudad tras otra en el Cibao y en el Sur se sumaron a
la rebelión. España tuvo momentos difíciles en la lucha contra los
rebeldes.
En el transcurso de la guerra, perderían más de 33
millones de pesos y sufrirían más de 10,000 víctimas. En España la
guerra era percibida como impopular e innecesaria, ya que la corona no
necesitaba el territorio dominicano.
En medio de una crisis interna, el primer ministro español, Leopoldo O’Donnell, renunció al cargo.
El
ministro de Guerra de España ordenó el cese de las operaciones
militares en la isla, mientras que el nuevo primer ministro Ramón María
Narváez llevó el asunto ante las Cortes Generales para tratar el asunto.
Las Cortes Generales sentenciaron que ante las dificultades internas España no podía ocuparse del país.
El
3 de marzo de 1865, la reina Isabel II firmó la anulación de la
anexión, y el 15 de julio las tropas españolas abandonaron la isla.
Haitianos apoyaron la guerra restauradora
En la parte Este de la isla corrió el rumor de que los españoles
volverían a establecer la esclavitud, abolida durante la ocupación
haitiana, y que nuevamente ciudadanos dominicanos serían enviados a Cuba
y Puerto Rico para servir a la corona española. Además, España había
emitido una orden real en enero de 1862 declarando su intención de
recuperar los territorios fronterizos que Toussaint Louverture había
tomado para Haití en 1794, por lo que procedieron a desalojar a los
haitianos que vivían en la frontera. Ante el hecho, el presidente
haitiano Fabre Geffrard renunció y empezó a ayudar a los dominicanos.
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RD celebra 153 años de la Restauración
Hace hoy 153 años, contando desde el 16 de agosto de 1863, que el
general Gregorio Luperón y un puñado de patriotas se alzaron contra la
anexión a España, que abandonó el país en 1865.Los años siguientes a la
Independencia de la República el 27 de febrero de 1844, para la joven
nación fueron de inestabilidad, alcanzando su punto más crítico con la
deposición del presidente Buenaventura Báez por parte del general Pedro
Santana.
Santana asume el poder en medio de una grave crisis
económica debido a que la administración de Báez había quebrado el país,
por lo que a 17 años de haberse proclamado la independencia, éste pide a
España que retome el control del país, enarbolando como argumento la
fortaleza militar de Haití y el temor de que nuevamente el vecino se
lanzara a una nueva ocupación.
Para España fue la puesta en
bandeja de una nueva oportunidad de controlar América Latina, sobre todo
porque Estados Unidos se encontraba envuelto en la guerra de secesión
del Norte contra el Sur y no podía ocuparse de imponer la famosa
doctrina “América para los americanos” enarbolada en 1823 por John
Quincy Adams y atribuida a James Monroe. Fue así como el 18 de marzo de
1861 Santana anunció la anexión, convirtiéndose en gobernador general de
la recién creada jurisdicción.
Dominio español
Las
reacciones no se hicieron esperar. El 2 de mayo el general José
Contreras se alzó en armas y Francisco del Rosario Sánchez encabezó una
invasión desde Haití. Junto a unos 20 patriotas Sánchez fue herido y
capturado, llevado a El Cercado, en San Juan de la Maguana, y condenado a
muerte. Un pelotón de fusilamiento puso fin a su vida el 4 de julio de
1861. Santana renunció a su cargo en enero de 1862.
Las medidas
económicas asumidas irritaban cada día más a la población. Los
ciudadanos estaban obligados a entregar sus animales de trabajo a los
militares españoles sin ningún tipo de garantía de indemnización, se
impusieron altos aranceles para los productos que no eran españoles y se
trató de crear un monopolio en la producción y comercialización del
tabaco.
La guerra
Ante el nuevo cuadro,
el entonces joven general Gregorio Luperón asumió el liderazgo rebelde
en la lucha por restablecer la soberanía dominicana.
El 16 de
agosto de 1863, un nuevo grupo bajo su liderazgo y el de Santiago
Rodríguez hizo una audaz incursión y levantaron la bandera dominicana en
el cerro de Capotillo. El Grito de Capotillo fue el comienzo de la
guerra.
Una ciudad tras otra en el Cibao y en el Sur se sumaron a
la rebelión. España tuvo momentos difíciles en la lucha contra los
rebeldes.
En el transcurso de la guerra, perderían más de 33
millones de pesos y sufrirían más de 10,000 víctimas. En España la
guerra era percibida como impopular e innecesaria, ya que la corona no
necesitaba el territorio dominicano.
En medio de una crisis interna, el primer ministro español, Leopoldo O’Donnell, renunció al cargo.
El
ministro de Guerra de España ordenó el cese de las operaciones
militares en la isla, mientras que el nuevo primer ministro Ramón María
Narváez llevó el asunto ante las Cortes Generales para tratar el asunto.
Las Cortes Generales sentenciaron que ante las dificultades internas España no podía ocuparse del país.
El
3 de marzo de 1865, la reina Isabel II firmó la anulación de la
anexión, y el 15 de julio las tropas españolas abandonaron la isla.
Haitianos apoyaron la guerra restauradora
En la parte Este de la isla corrió el rumor de que los españoles
volverían a establecer la esclavitud, abolida durante la ocupación
haitiana, y que nuevamente ciudadanos dominicanos serían enviados a Cuba
y Puerto Rico para servir a la corona española. Además, España había
emitido una orden real en enero de 1862 declarando su intención de
recuperar los territorios fronterizos que Toussaint Louverture había
tomado para Haití en 1794, por lo que procedieron a desalojar a los
haitianos que vivían en la frontera. Ante el hecho, el presidente
haitiano Fabre Geffrard renunció y empezó a ayudar a los dominicanos.
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Hace hoy 153 años, contando desde el 16 de agosto de 1863, que el
general Gregorio Luperón y un puñado de patriotas se alzaron contra la
anexión a España, que abandonó el país en 1865.Los años siguientes a la
Independencia de la República el 27 de febrero de 1844, para la joven
nación fueron de inestabilidad, alcanzando su punto más crítico con la
deposición del presidente Buenaventura Báez por parte del general Pedro
Santana.
Santana asume el poder en medio de una grave crisis
económica debido a que la administración de Báez había quebrado el país,
por lo que a 17 años de haberse proclamado la independencia, éste pide a
España que retome el control del país, enarbolando como argumento la
fortaleza militar de Haití y el temor de que nuevamente el vecino se
lanzara a una nueva ocupación.
Para España fue la puesta en
bandeja de una nueva oportunidad de controlar América Latina, sobre todo
porque Estados Unidos se encontraba envuelto en la guerra de secesión
del Norte contra el Sur y no podía ocuparse de imponer la famosa
doctrina “América para los americanos” enarbolada en 1823 por John
Quincy Adams y atribuida a James Monroe. Fue así como el 18 de marzo de
1861 Santana anunció la anexión, convirtiéndose en gobernador general de
la recién creada jurisdicción.
Dominio español
Las
reacciones no se hicieron esperar. El 2 de mayo el general José
Contreras se alzó en armas y Francisco del Rosario Sánchez encabezó una
invasión desde Haití. Junto a unos 20 patriotas Sánchez fue herido y
capturado, llevado a El Cercado, en San Juan de la Maguana, y condenado a
muerte. Un pelotón de fusilamiento puso fin a su vida el 4 de julio de
1861. Santana renunció a su cargo en enero de 1862.
Las medidas
económicas asumidas irritaban cada día más a la población. Los
ciudadanos estaban obligados a entregar sus animales de trabajo a los
militares españoles sin ningún tipo de garantía de indemnización, se
impusieron altos aranceles para los productos que no eran españoles y se
trató de crear un monopolio en la producción y comercialización del
tabaco.
La guerra
Ante el nuevo cuadro,
el entonces joven general Gregorio Luperón asumió el liderazgo rebelde
en la lucha por restablecer la soberanía dominicana.
El 16 de
agosto de 1863, un nuevo grupo bajo su liderazgo y el de Santiago
Rodríguez hizo una audaz incursión y levantaron la bandera dominicana en
el cerro de Capotillo. El Grito de Capotillo fue el comienzo de la
guerra.
Una ciudad tras otra en el Cibao y en el Sur se sumaron a
la rebelión. España tuvo momentos difíciles en la lucha contra los
rebeldes.
En el transcurso de la guerra, perderían más de 33
millones de pesos y sufrirían más de 10,000 víctimas. En España la
guerra era percibida como impopular e innecesaria, ya que la corona no
necesitaba el territorio dominicano.
En medio de una crisis interna, el primer ministro español, Leopoldo O’Donnell, renunció al cargo.
El
ministro de Guerra de España ordenó el cese de las operaciones
militares en la isla, mientras que el nuevo primer ministro Ramón María
Narváez llevó el asunto ante las Cortes Generales para tratar el asunto.
Las Cortes Generales sentenciaron que ante las dificultades internas España no podía ocuparse del país.
El
3 de marzo de 1865, la reina Isabel II firmó la anulación de la
anexión, y el 15 de julio las tropas españolas abandonaron la isla.
Haitianos apoyaron la guerra restauradora
En la parte Este de la isla corrió el rumor de que los españoles
volverían a establecer la esclavitud, abolida durante la ocupación
haitiana, y que nuevamente ciudadanos dominicanos serían enviados a Cuba
y Puerto Rico para servir a la corona española. Además, España había
emitido una orden real en enero de 1862 declarando su intención de
recuperar los territorios fronterizos que Toussaint Louverture había
tomado para Haití en 1794, por lo que procedieron a desalojar a los
haitianos que vivían en la frontera. Ante el hecho, el presidente
haitiano Fabre Geffrard renunció y empezó a ayudar a los dominicanos.
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Hace hoy 153 años, contando desde el 16 de agosto de 1863, que el
general Gregorio Luperón y un puñado de patriotas se alzaron contra la
anexión a España, que abandonó el país en 1865.Los años siguientes a la
Independencia de la República el 27 de febrero de 1844, para la joven
nación fueron de inestabilidad, alcanzando su punto más crítico con la
deposición del presidente Buenaventura Báez por parte del general Pedro
Santana.
Santana asume el poder en medio de una grave crisis
económica debido a que la administración de Báez había quebrado el país,
por lo que a 17 años de haberse proclamado la independencia, éste pide a
España que retome el control del país, enarbolando como argumento la
fortaleza militar de Haití y el temor de que nuevamente el vecino se
lanzara a una nueva ocupación.
Para España fue la puesta en
bandeja de una nueva oportunidad de controlar América Latina, sobre todo
porque Estados Unidos se encontraba envuelto en la guerra de secesión
del Norte contra el Sur y no podía ocuparse de imponer la famosa
doctrina “América para los americanos” enarbolada en 1823 por John
Quincy Adams y atribuida a James Monroe. Fue así como el 18 de marzo de
1861 Santana anunció la anexión, convirtiéndose en gobernador general de
la recién creada jurisdicción.
Dominio español
Las
reacciones no se hicieron esperar. El 2 de mayo el general José
Contreras se alzó en armas y Francisco del Rosario Sánchez encabezó una
invasión desde Haití. Junto a unos 20 patriotas Sánchez fue herido y
capturado, llevado a El Cercado, en San Juan de la Maguana, y condenado a
muerte. Un pelotón de fusilamiento puso fin a su vida el 4 de julio de
1861. Santana renunció a su cargo en enero de 1862.
Las medidas
económicas asumidas irritaban cada día más a la población. Los
ciudadanos estaban obligados a entregar sus animales de trabajo a los
militares españoles sin ningún tipo de garantía de indemnización, se
impusieron altos aranceles para los productos que no eran españoles y se
trató de crear un monopolio en la producción y comercialización del
tabaco.
La guerra
Ante el nuevo cuadro,
el entonces joven general Gregorio Luperón asumió el liderazgo rebelde
en la lucha por restablecer la soberanía dominicana.
El 16 de
agosto de 1863, un nuevo grupo bajo su liderazgo y el de Santiago
Rodríguez hizo una audaz incursión y levantaron la bandera dominicana en
el cerro de Capotillo. El Grito de Capotillo fue el comienzo de la
guerra.
Una ciudad tras otra en el Cibao y en el Sur se sumaron a
la rebelión. España tuvo momentos difíciles en la lucha contra los
rebeldes.
En el transcurso de la guerra, perderían más de 33
millones de pesos y sufrirían más de 10,000 víctimas. En España la
guerra era percibida como impopular e innecesaria, ya que la corona no
necesitaba el territorio dominicano.
En medio de una crisis interna, el primer ministro español, Leopoldo O’Donnell, renunció al cargo.
El
ministro de Guerra de España ordenó el cese de las operaciones
militares en la isla, mientras que el nuevo primer ministro Ramón María
Narváez llevó el asunto ante las Cortes Generales para tratar el asunto.
Las Cortes Generales sentenciaron que ante las dificultades internas España no podía ocuparse del país.
El
3 de marzo de 1865, la reina Isabel II firmó la anulación de la
anexión, y el 15 de julio las tropas españolas abandonaron la isla.
Haitianos apoyaron la guerra restauradora
En la parte Este de la isla corrió el rumor de que los españoles
volverían a establecer la esclavitud, abolida durante la ocupación
haitiana, y que nuevamente ciudadanos dominicanos serían enviados a Cuba
y Puerto Rico para servir a la corona española. Además, España había
emitido una orden real en enero de 1862 declarando su intención de
recuperar los territorios fronterizos que Toussaint Louverture había
tomado para Haití en 1794, por lo que procedieron a desalojar a los
haitianos que vivían en la frontera. Ante el hecho, el presidente
haitiano Fabre Geffrard renunció y empezó a ayudar a los dominicanos.
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